¿CÓMO SE CONSTRUYE EN SAL?
Para hacer posible tal misterio solo hacen falta dos cosas: sal y agua. A contramano de la arquitectura moderna y sus infinitas aleaciones, la naturaleza nos regala la simpleza de su magia.
Nuestro hotel está construido por más de un millón de bloques compactos, extraídos directamente de la superficie del salar y unidos entre sí gracias a una pasta elaborada con sal molida y agua. Cada año, después de la época de lluvia, el hotel pierde cerca de un 10% de su composición e inicia un proceso de reconstrucción de la que Victor Castillo Laura se encarga hace 15 años y que genera una economía circular con las cooperativas de Colchani, encargadas de proveer nuevamente el material.


ARTE Y LÁGRIMAS DE SAL
Dentro del Palacio de Sal es posible cruzarse con distintas piezas escultóricas, hechas también de sal, que tienen su origen en los creadores y artesanos de la propia comunidad. Además de la cruz andina central, una de las obras más admiradas del hotel es el mural que alberga nuestro restaurante. En él se puede ver un homenaje a la leyenda que cuenta que, en tiempos en los que los humanos eran gigantes, existió una hermosa dama, llamada Thunupa, que estaba casada con Cuzco, un joven guerrero que traicionó su amor: mientras él escapaba con su amante, ella – que poco antes había dado a luz – lloró tanto que sus lágrimas saladas se mezclaron con la leche de sus pechos, inundando el lugar. Al ver esto, los Dioses furiosos, convirtieron a los humanos en montañas y aquel mar de leche y llanto, en el majestuoso Salar de Uyuni.
El MURO DE SAL
La curiosidad por nuestro sistema constructivo fascina a visitantes de todo el mundo. Es por eso que hemos reservado una pequeña parte del hotel sin intervención de tareas de mantenimiento, constituida como obra de arte natural, en la que se puede ver con mayor claridad la formación salina de nuestras paredes, el efecto del tiempo y la humedad y descubrir curiosidades como la edad de cada bloque y las diferentes proporciones de lluvias que recibió, basándose en las líneas naturales que indican cada año de precipitación y sedimentos que acumuló el salar antes de extraer la pieza.
Además, su singular aspecto lo convierte en un excelente selfie point.
